miércoles, 9 de diciembre de 2009

La vida

La vida es corta, la energía limitada, muy limitada. Y con esta energía limitada tenemos que encontrar lo ilimitado; en esta corta vida tenemos que encontrar lo eterno. ¡Una gran tarea, un gran reto! Así que, por favor, no te preocupes por cosas sin importancia.
¿Qué es importante y qué no lo es? Según la definición de todos los Budas, lo que la muerte se puede llevar no es importante y lo que no se puede llevar lo es. Recuerda esta definición, que sea tu piedra de toque. Puedes valorar instantáneamente cualquier cosa con ella.
¿Has visto la piedra de toque con la que se prueba el oro? Que esta sea la piedra de toque para discernir lo que es importante: ¿te lo va a quitar la muerte?, entonces no es importante. El dinero no es importante; es útil, pero no es importante. El poder, el prestigio, la respetabilidad; la muerte se lo llevará todo, así que ¿por qué armar tanto alboroto por ello los pocos días que estás aquí? Esto es una caravana, una parada nocturna; por la mañana nos vamos.
Recuerda, sólo lo que te puedas llevar al dejar el cuerpo es importante. Eso significa que, excepto la meditación, nada es importante; excepto la consciencia, nada es importante, porque la consciencia es lo único que la muerte no se puede llevar. Todo lo demás se lo puede llevar porque todo lo demás viene de afuera. Sólo la consciencia mana desde dentro: no se te puede quitar. Tampoco las sombras de la consciencia: la compasión y el amor, se te pueden quitar; son partes intrínsecas de la consciencia.
Te llevarás contigo sólo la consciencia que hayas alcanzado; y esa es tu verdadera riqueza.
Osho-The Book of Wisdom. Discurso 21
Osho- Los Misterios de la Vida
Pág.25

Amados míos. La mente de las personas está enferma, está herida. Ya no es un centro sano, se ha convertido en una úlcera enferma. Por eso toda vuestra atención se dirige hacia ella. Quizá no os hayáis dado cuenta de que cuando una parte del cuerpo está enferma, toda nuestra atención se dirige hacia esa parte.
Sólo eres consciente de la pierna cuando te duele; si no te duele, no eres consciente en absoluto. Si tienes una herida en la mano, te das cuenta de que existe; si no tienes ninguna herida, ni siquiera la notas. No hay duda de que, de una forma u otra, vuestra mente se ha puesto enferma, porque sólo sois conscien­tes de ella y no sois conscientes de nada más durante las veinti­cuatro horas del día.
Cuanto más sano está el cuerpo, menos lo sientes. Sólo sien­tes la parte que está enferma. Y la única parte del cuerpo que sientes ahora es tu cabeza. Tu consciencia sólo gira alrededor de la cabeza, sólo conoce la cabeza, sólo reconoce la cabeza. Nadie puede ir al centro de su vida mientras no se libre de esta herida, mientras no se libre de este estado mental tenso e inquieto. Por eso, hoy vamos a hablar de ese estado que es la mente, y de cómo cambiarlo.
En primer lugar, debes entender claramente ese estado que es la mente. Si te sientas solo durante diez minutos y escribes sinceramente en un papel todos los pensamientos que pasan por tu mente, no desearás enseñarle este papel ni siquiera a tu amigo más querido, porque verás que hay pensamientos tan dis­paratados que ni tú ni nadie habría esperado algo así. Te darás cuenta de que hay pensamientos tan irrelevantes, inútiles y con­tradictorios que creerás que te has vuelto loco.
Si escribes sinceramente durante diez minutos cualquier cosa que te venga a la mente, te sorprenderás de lo que sucede ahí. Te preguntarás si estás cuerdo o si estás loco. Nunca contemplas tu mente durante diez minutos para ver qué es lo que está sucediendo ahí, o quizá no lo hagas porque ya sabes lo que está sucediendo. Probablemente, tengas miedo.
Por eso la gente tiene miedo de estar sola y busca compañía durante las veinticuatro horas del día; quieren encontrarse con sus amigos, ir a algún centro de reuniones o cualquier otra cosa y si no encuentran a nadie, empezarán a leer el periódico o es­cucharán la radio. Nadie quiere estar solo, porque en cuanto estás solo empiezas a descubrir tu verdadero estado.
Cuando hay alguien presente te entretienes relacionándote con él y no eres consciente de ti mismo. La búsqueda del otro no es más que la búsqueda de una oportunidad para huir de ti mismo. La razón fundamental de que te interesen los de­más es que tienes miedo de ti mismo, y sabes muy bien que si te conoces a fondo te darás cuenta de que estás completamente loco. Para huir de este estado, el hombre busca compañía, bus­ca compañeros, busca un amigo, busca la sociedad, busca la multitud.
Osho- El Libro del Hara
Cap. Conocer la Mente
Págs.85,86

Segunda pregunta:
¿Cuál es la diferencia entre conocimiento y sabiduría y comprensión?

Hay mucha diferencia… y la diferencia no es cuantitativa, es cualitativa. El conocimiento es una creencia. El conocimiento es la experiencia de otro, no tu propia experiencia. Te dicen que hay un Dios y tú lo crees. Eso es conocimiento. Un joven puede tener muchos conocimientos; no hay ningún problema. Necesitas una buena memoria, necesitas esforzarte un poco. Algún día, los ordenadores podrán hacerlo: llevarás un ordenador en tu bolsillo y no tendrás necesidad de cargar tu cabeza con bibliotecas de libros; el ordenador almacenará todo el conocimiento. Recuérdalo: pronto los ordenadores reemplazarán todos tus conocimientos. El pandit desaparecerá del mundo; el ordenador ocupará su lugar. Y digo “su” a propósito, intencionadamente, porque un pandit es una máquina, no un hombre. Eso es todo lo que has estado haciendo con el cerebro: alimentarlo con información.
Todo conocimiento es prestado. Otros lo han experimentado y tú crees que debe de ser cierto. La sabiduría llega a través de tu propia experiencia. “Conocimiento” equivale a “acumular”; la sabiduría también es acumular. Pero el conocimiento es acumular las experiencias de otros mientras que “sabiduría” es acumular tus propias experiencias. Un joven nunca puede ser sabio. Puede ser erudito, pero para ser sabio se necesita tiempo. Las personas de más edad son sabias porque han tenido que pasar por experiencias. Puede que hayas leído muchos libros sobre el amor y puede que sepas mucho sobre él –lo que otros han dicho sobre él- pero para conocer el amor tendrás que experimentarlo, lo cual te llevará tiempo. Para cuando sepas algo sobre el amor tu adolescencia, tu juventud, habrán pasado. Serás viejo, pero sabio.
La vejez es sabia; la juventud puede ser erudita. La sabiduría es la acumulación de las propias experiencias; el conocimiento es la acumulación de las experiencias de los demás.
Y entonces, ¿qué es comprensión? La comprensión no es acumulativa. ¿Qué diferencia hay entre creer en la experiencia de otro y creer en la tuya propia? Esa experiencia procede del pasado. Ha dejado de ser actual y, mientras, tú has cambiado mucho. Todos estamos cambiando a cada momento. Un anciano que diga: “En mi juventud experimenté esto”, está hablando de otro porque él ya no es él mismo.
La sabiduría se encuentra algo más cercana que el conocimiento, pero no muy próxima la comprensión no es acumulativa; ni acumulas las experiencias de otros ni tu propia experiencia. No necesitas acumular, sino que creces. La comprensión es siempre fresca; la sabiduría ha acumulado algo de polvo y vejez, la sabiduría pertenece siempre al pasado, a tu propio pasado. El conocimiento también es del pasado…, del pasado de otros. Pero, en resumen, ¿en qué se diferencian?... Porque tu propio pasado está lejos de ti como el pasado de cualquier otro; ya no eres el mismo. A cada momento el río está fluyendo –dice el viejo Heráclito- y no puedes adentrarte dos veces en el mismo río. No puedes recorrer dos veces tu propia juventud; has acumulado algo a través de tu experiencia y es tuyo.
El conocimiento puede ser eliminado al igual que la sabiduría. Pueden ser eliminados de tu cerebro, eliminados completamente de tu mente. La comprensión nunca puede ser eliminada de tu cerebro; no es parte de él, no es acumulativa. Todo lo acumulativo es acumulado en el cerebro, pero la comprensión forma parte de tu ser; no puede ser eliminada. A Buda no puedes hacerle un lavado de cerebro; en realidad, él mismo se lo ha hecho ya, él mismo se ha limpiado. ¿Cómo vas a limpiarlo tú? Él no acumula; vive momento a momento. Viviendo, su ser crece. Si viviendo tu conocimiento aumenta, es sabiduría; si viviendo, tu ser crece, es comprensión; y si sin vivir, sigues acumulando, es conocimiento.
La comprensión es el verdadero florecimiento de tu ser. Un hombre de comprensión es como un espejo. Un espejo no acumula nada; un espejo vive siempre en el presente inmediato: refleja todo lo que surge ante él.
Tú me preguntas. Tu pregunta puede ser contestada utilizando mi conocimiento, es decir, la experiencia de los demás. Tu pregunta puede ser contestada utilizando mi sabiduría; mi propia experiencia. Tu pregunta puede ser contestada utilizando mi comprensión; entonces soy simplemente un espejo, simplemente respondo. Tú me preguntas –te pones delante del espejo que yo soy- y yo te respondo. Por eso, un hombre de comprensión siempre se sentirá contradictorio, incoherente; ¿cómo va a evitarlo? No carga con el pasado; sus respuestas no surgen de su pasado, sus respuestas están surgiendo en este mismo momento de su ser. Y a cada instante el mundo cambia; es un flujo. ¿Cómo puede servir entonces una antigua respuesta? Aunque las palabras parezcan viejas, la respuesta no puede ser vieja.
La comprensión no es repetitiva ni acumulativa. La sabiduría es acumulativa, repetitiva. El conocimiento es acumulativo, repetitivo. El conocimiento es pura creencia; la sabiduría contiene un poco de experiencia; la comprensión es totalmente diferente. Es tu presencia, tu presencia especular. Es una respuesta.
Las personas mayores pueden ser sabias; los jóvenes pueden ser eruditos; sólo los niños pueden comprender. Ése es el significado del dicho de Jesús: “Sólo aquellos que sean como niños podrán entrar en mi reino de Dios”. Cuando seas como un niño, fresco, sin cargar con ningún pasado, sin cargar con respuestas prefijadas, sin cargar con respuesta alguna…, tan sólo un profundo vacío. Entonces algo resuena en ti.
Alguien te hace una pregunta… desde tu memoria no surge contestación alguna, de tu experiencia no surge contestación alguna; tu contestación es una respuesta a este momento. La comprensión siempre es desde el aquí y ahora. La comprensión es lo más hermoso que puede sucederle a una persona. Despréndete del conocimiento y luego despréndete también de la sabiduría. No creas en la experiencia de los demás ni creas en tus propias experiencias… porque pertenecen al pasado. Ya no estás allí; las experiencias han desaparecido. Todo ha continuado fluyendo; el río ha pasado bajo mil y un puentes y ya no es el mismo río aunque lo veas fluir. No es el mismo río; constantemente está cambiando. Todo está cambiado excepto el hecho del cambio. El cambio es el único factor permanente…, así que ¿cómo puedes confiar en el pasado? Si confías en él, siempre te perderás el presente.
Los ancianos, los sabios, siempre están dispuestos a aconsejar a los demás. Están rebosando consejos y nadie los escucha… eso es bueno. Nunca los escuches, porque nunca vivirás las mismas experiencias que ellos han vivido. El río nunca será el mismo de nuevo. Si sigues sus consejos te volverás falso, artificial, no-auténtico; serás una mentira.
Y tampoco escuches nunca a tu propia experiencia porque también estás envejeciendo a cada día. El ayer siempre te estará dando consejos. Surge una nueva situación y el ayer aparece. El ayer –el viejo dentro de ti- dice: “Éste es mi consejo: haz esto. Ayer lo hice y resultó bien, funcionó y tuviste éxito”. No escuches al viejo que hay en ti.
¡Mantente atento! Sé plenamente consciente de la situación. Y no reacciones; responde.
Si todo es nuevo, deja que tu respuesta también sea nueva. Sólo lo nuevo puede encontrarse con lo nuevo, sólo lo nuevo puede resolver lo nuevo, sólo con lo constantemente fresco y nuevo permanecerás vivo y serás fiel a la vida.
Osho-Tao Los Tres Tesoros Vol.III

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