martes, 2 de febrero de 2010

La felicidad

El placer depende de los demás. La felicidad no depende de otros, pero de todos modos es algo distinto de ti. La dicha no depende de nada, ni es nada distinto de ti; es tu ser mismo, es tu naturaleza misma.
Buda Gautama dice: "Existe el placer y existe la dicha. Renuncia a lo primero para poseer lo segundo".
Medita sobre esto lo más profundamente posible, porque contiene unas de las verdades más fundamentales. Hay que comprender estas cuatro palabras, reflexionar sobre ellas. La primera es placer, la segunda, felicidad, la tercera, alegría y la cuarta es dicha.
El es algo físico, fisiológico. El placer es lo superficial de la vida, la excitación. Puede ser sexual o de otros sentidos; puede convertirse en obsesión con la comida, pero está arraigada en el cuerpo. El cuerpo es tu periferia, tu circunferencia, no tu centro. Y vivir en la circunferencia significa vivir a merced de toda clase de cosas que suceden a tu alrededor. Quien busque el placer quedará a merce de la casualidad. Ocurre como con las olas del mar: están a merced de los vientos. Cuando soplan vientos fuertes, aparecen las olas; cuando desaparecen los vientos, desaparecen las olas. No tienen una existencia independiente, son dependientes, y todo lo que depende de algo exterior supone exclavitud.
El placer depende del otro. Si amas a una mujer, si ese es tu placer, esa mujer se convierte en tu dueña. Si amas a un hombre, ese es tu placer y te sientes desgraciada y desesperada sin él, has creado tu propia esclavitud. Si vas en pos del dinero y del poder, dependerás del dinero y del poder. Quien se dedica a acumular dinero, si su placer consiste en tener cada día más dinero, será cada día más desgraciado, porque cuanto más tiene, más quiere, y cuanto más tiene, más miedo tiene de perderlo.

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De modo que el placer no es ni puede ser la meta de la vida.
La segunda palabra que hay que comprender es la felicidad. El placer es algo fisiológico; la felicidad es alg piscológico. La felicidad es un poco mejor, algo un poco más refinado, un poco más elevado... pero no muy distinto del placer. Podría decirse que el placer es una clase más baja de felicidad y que la felicidad es una clase más elevada de placer: las dos caras de la misma moneda. El placer es un poco primitivo, animal; la felicidad es un poco más refinada, un poco más humana, pero es el mismo juego que se juega en el mundo de la mente.

...

La tercera es la alegría: la alegría es algo espiritual. Es algo distinto, completamente distinto del placer y la felicidad. No tiene nada que ver con lo externo, con el otro; es un fenómeno interno. La alegría no depende de las circunstancias; es algo tuyo. No es una excitación producida por las cosas; se trata de un estado de paz, de silencio, un estado meditativo. Es espiritual.
Pero Buda tampoco habla de la alegría, porque existe otra cosa que va más allá de la alegría. Él lo llama dicha. La dicha es algo absoluto. No es algo fisiológico, ni psicológico ni espiritual. No sabe de divisiones; es inidivisible. Es absoluta en un sentido y trascendente en otro. Buda solo emplea dos palabras en esta frase. La primera es el placer, que incluye la felicidad. La segunda es la dicha, que incluye la alegría.
La dicha significa alcanzar el núcleo más profundo de tu ser. Se encuentra en las profundidades últimas de tu ser, donde ni siquiera el ego existe, donde reina el silencio: tú has desaparecido. En la alegría existes un poco, pero en la dicha dejas de existir. Se ha disuelto el ego; es un estado de no ser.
Buda lo llama nirvana. El nirvana significa dejar de ser, ser un vacío infinito como el cielo. Y en el momento en que eres el infinito, te inundas de estrellas e inicias una vida completamente nueva. Renaces.
El placer es algo momentáneo, algo que pertenece a la esfera del tiempo, es algo "de momento". La dicha es intemporal, atemporal. El placer comienza y termina; la dicha ni va ni viene: está ya en el núcleo más profundo de tu ser. El placer hay que arrancárselo a otro: o eres mendigo o eres ladrón. La dicha te hace el amo.
La dicha no es algo que te inventas, sino algo que descubres. La dicha es tu naturaleza más íntima. Estaba allí dedes el principio, pero tú no te habías fijado. No te has dado cuenta porque no miras hacia dentro.
Esa es la única desgracia del ser humano, que solo mira hacia fuera, siempre en busca y en pos de algo. Y no se puede encontrar en el exterior porque no está allí.

Sacado del libro "Alegría" del autor Osho


Un joven dice: «He perdido todo lo que había conseguido. Una enorme tristeza me invade y no puedo percibir su final - ¿o es que no tiene final?»
Muchos te envidiarán. El saber que todo ha fallado es el comienzo de un nuevo viaje. El saber que «Todo lo que he conseguido está perdido» es el comienzo de una nueva búsqueda de algo que no se puede perder. Cuando uno está completamente desilusionado del mundo y sus éxitos, sólo entonces uno se vuelve espiritual. Quizás no estés todavía consciente de ello, pero hay algo se está agitando, una nueva alegría está surgiendo tras la cortina de la tristeza - la alegría de una nueva búsqueda, de una nueva aventura, de una nueva vida, de una nueva forma de ser.
«No puedo percibir el final - ¿o es que no tiene fin?» Hay un principio de la mente y hay un final de la mente, hay un principio del ego y hay un final del ego, pero no hay un principio de ti y un final de ti. Y no hay principio en el misterio de la existencia y no hay final en ti. Es un proceso continuo. Más y más misterios te están esperando, de ahí la emoción y el éxtasis. Siéntete extático al saber que la vida no tiene fin, al saber que cuando has alcanzado una cima, de repente otra cima te está retando -una más alta, más difícil de escalar, más peligrosa. Y cuando has llegado a esa otra cima, habrá otra; una tras otra. Son los eternos Himalayas de la vida.

Sólo piensa en un punto al que en algún momento llegaste, y del cual ya no queda nada. Estarías entonces completamente aburrido; ¡el aburrimiento sería entonces tu único destino! Y la vida no es aburrimiento, es una danza. La vida no es aburrimiento, es júbilo, exhuberancia.

Muchas muchas cosas van a ocurrir, y muchas muchas cosas siempre seguirán ocurriendo. El misterio nunca termina, no puede terminar. Por eso se le llama misterio, ni siquiera puede ser conocido. Nunca podrá convertirse en conocimiento, por eso se le llama misterio, algo en él es eternamente escurridizo. Y en esto radica toda la alegría de la vida. El gran esplendor de la vida es que te mantiene eternamente ocupado, buscando, explorando. La vida es exploración, la vida es aventura.

QUÉ ES LA FELICIDAD?

La felicidad no tiene nada que ver con el triunfo; la felicidad no tiene nada que ver con la ambición; la felicidad no tiene nada que ver con el dinero, ni el poder ni el prestigio. La felicidad está relacionada con tu consciencia, no con tu carácter.

Depende de ti

¿QUÉ ES LA FELICIDAD? Depende de ti, de tu estado de consciencia o inconsciencia, de si estás dormido o despierto. Murphy tiene una famosa frase. Dice que existen dos tipos de personas: las que siempre dividen a la humanidad en dos tipos y las que no dividen en absoluto a la humanidad. Yo formo parte del primer tipo: la humanidad puede dividirse en dos tipos, los que duermen y los que están despiertos y, por supuesto, un pequeño grupo entre medias.
La felicidad dependerá de dónde estés en tu consciencia. Si estás dormido, el placer es la felicidad. El placer significa la sensación, intentar alcanzar por mediación del cuerpo algo que no se puede alcanzar por mediación del cuerpo, obligar al cuerpo a alcanzar algo de lo que no es capaz. Las personas intentan, por todos los medios posibles, alcanzar la felicidad por mediación del cuerpo.
El cuerpo solo puede proporcionar placeres pasajeros, y cada placer se equilibra con el dolor, en el mismo grado, en la misma medida. A cada placer le sigue lo opuesto, porque el cuerpo existe en el mundo de la dualidad, igual que la noche sigue al día y la vida sigue a la muerte y la muerte sigue a la vida, en un círculo vicioso. Al placer lo seguirá el dolor, y al dolor lo seguirá el placer. Pero nunca estarás tranquilo. Cuando te encuentres en un estado de placer tendrás miedo de perderlo, y ese miedo lo emponzoñará. Y, naturalmente, cuando estés perdido en medio del dolor, sufrirás y harás todos los esfuerzos posibles para salir de él, y volverás a caer en lo mismo.
Buda lo llama la rueda del nacimiento y de la muerte. Nosotros nos movemos con esa rueda, aferrados a ella... y la rue-da continúa moviéndose. A veces se presenta el placer y otras veces se presenta el dolor, pero estamos aplastados entre esas dos rocas.
Pero la persona adormilada no conoce nada más. Solo conoce unas cuantas sensaciones del cuerpo: la comida, el sexo... Ese es su mundo. Si reprime el sexo se hace adicta a la comida; si reprime la comida se hace adicta al sexo. La energía se mueve como un péndulo. Y lo que se llama placer es, como mucho, simple alivio de un estado de tensión.
La energía sexual se recoge, se acumula; te pones tenso y deseas relajar esa tensión. Para quien está dormido, el sexo no es sino un alivio, como un buen estornudo. No produce más que cierto alivio: había tensión, y ha desaparecido. Pero vol-verá a acumularse. La comida solo te proporciona cierto gusto en la lengua; no es mucho por lo que vivir. Pero muchas personas viven únicamente para comer; pocas personas comen para vivir.
La historia de Colón es muy conocida. Fue un largo viaje. No vieron sino agua durante tres meses. Un día, Colón miró al horizonte y vio árboles. Si pensáis en lo contento que se puso al ver árboles, imaginaos cómo se puso su perro.
Ese es el mundo del placer. Al perro se le puede perdonar, pero a ti no.
En su primera cita, un chico, pensando en alguna forma de divertirse, le preguntó a la chica si quería ir a jugar a los bolos. Ella contestó que no le gustaban los bolos. Después el chico propuso que fueran a ver una película, pero ella contestó que no le gustaba el cine. Mientras intentaba pensar en otra cosa le ofreció un cigarrillo, que la chica rechazó. Después le preguntó si quería ir a bailar y tomar copas a la nueva discoteca. Ella volvió a rechazar la propuesta, diciendo que no le gustaban esas
cosas.


El éxtasis es nuestra naturaleza misma; no estar extático es sencillamente innecesario. Estar extático es natural, espontáneo. Estar extático no requiere ningún esfuerzo, se necesita de un gran esfuerzo para sentirse desdichado. Por eso te ves tan cansado, porque la desgracia es en verdad un trabajo pesado; mantener la miseria es realmente difícil; por que estás actuando en contra de tu propia naturaleza. Estás simplemente nadando contra corriente -ésta es la causa de tu miseria.

Y… ¿Qué es la felicidad? dejarte llevar por la corriente - te dejas llevar hasta el punto en el que toda separación entre tú y el río desaparece. Tú eres el río. ¿Cómo puede ser difícil esto? Para dejarte llevar por la corriente no necesitas nadar; simplemente flotas en la superficie del río y la corriente te lleva hacia el océano. La corriente te empuja de forma natural hacia el océano. La vida es como un río. No la fuerces y jamás te sentirás miserable.

continua:http://www.oshogulaab.com/OSHO/TEXTOS/ALEGRIA.html
http://www.oshogulaab.com/OSHO/VISION/delamor.htm

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Cuando el sueño se termina...

Un joven dice: «He perdido todo lo que había conseguido. Una enorme tristeza me invade y no puedo percibir su final - ¿o es que no tiene final?»
Muchos te envidiarán. El saber que todo ha fallado es el comienzo de un nuevo viaje. El saber que «Todo lo que he conseguido está perdido» es el comienzo de una nueva búsqueda de algo que no se puede perder. Cuando uno está completamente desilusionado del mundo y sus éxitos, sólo entonces uno se vuelve espiritual. Quizás no estés todavía consciente de ello, pero hay algo se está agitando, una nueva alegría está surgiendo tras la cortina de la tristeza - la alegría de una nueva búsqueda, de una nueva aventura, de una nueva vida, de una nueva forma de ser.
«No puedo percibir el final - ¿o es que no tiene fin?» Hay un principio de la mente y hay un final de la mente, hay un principio del ego y hay un final del ego, pero no hay un principio de ti y un final de ti. Y no hay principio en el misterio de la existencia y no hay final en ti. Es un proceso continuo. Más y más misterios te están esperando, de ahí la emoción y el éxtasis. Siéntete extático al saber que la vida no tiene fin, al saber que cuando has alcanzado una cima, de repente otra cima te está retando -una más alta, más difícil de escalar, más peligrosa. Y cuando has llegado a esa otra cima, habrá otra; una tras otra. Son los eternos Himalayas de la vida.

Sólo piensa en un punto al que en algún momento llegaste, y del cual ya no queda nada. Estarías entonces completamente aburrido; ¡el aburrimiento sería entonces tu único destino! Y la vida no es aburrimiento, es una danza. La vida no es aburrimiento, es júbilo, exhuberancia.

Muchas muchas cosas van a ocurrir, y muchas muchas cosas siempre seguirán ocurriendo. El misterio nunca termina, no puede terminar. Por eso se le llama misterio, ni siquiera puede ser conocido. Nunca podrá convertirse en conocimiento, por eso se le llama misterio, algo en él es eternamente escurridizo. Y en esto radica toda la alegría de la vida. El gran esplendor de la vida es que te mantiene eternamente ocupado, buscando, explorando. La vida es exploración, la vida es aventura.

El éxtasis es nuestra naturaleza misma; no estar extático es sencillamente innecesario. Estar extático es natural, espontáneo. Estar extático no requiere ningún esfuerzo, se necesita de un gran esfuerzo para sentirse desdichado. Por eso te ves tan cansado, porque la desgracia es en verdad un trabajo pesado; mantener la miseria es realmente difícil; por que estás actuando en contra de tu propia naturaleza. Estás simplemente nadando contra corriente -ésta es la causa de tu miseria.

Y… ¿Qué es la felicidad? dejarte llevar por la corriente - te dejas llevar hasta el punto en el que toda separación entre tú y el río desaparece. Tú eres el río. ¿Cómo puede ser difícil esto? Para dejarte llevar por la corriente no necesitas nadar; simplemente flotas en la superficie del río y la corriente te lleva hacia el océano. La corriente te empuja de forma natural hacia el océano. La vida es como un río. No la fuerces y jamás te sentirás miserable.

Publicado por Aguas Azules en 5:45 PM 14 comentarios

El Perfume.
28 julio, 2007



Los inicios de la perfumería se remontan a la Edad de Piedra, cuando los hombres incineraban maderas aromáticas para complacer con humo a sus divinidades. El nombre de perfume o perfumes proviene del latín "per" y "fumare", a través del humo, o hecer humo . También lo relacionamos con el uso del incienso. De ahí el origen de la palabra.

No obstante, la fabricación de perfumes para uso humano tiene su comenzó con los egipcios, quienes fueron los primeros perfumistas artesanales de que se tiene noticia y que lograron extraer aromas naturales de los más variados tipos.

Cuando se abrió la tumba del faraón Tutankamon se hallaron más de tres mil potes con fragancias que aún conservan su olor, a pesar de haber permanecido enterrados por más de 30 siglos. En aquel tiempo las egipcias colgaban de sus cuellos pequeños recipientes de barro con sustancias aromáticas y llegaron a creer que el buen olor no sólo seducía a los hombres, sino que ahuyentaba las enfermedades.

Con el tiempo, la perfumería sufrió muchas transformaciones, hasta llegar a la producción industrial y a la categoría de artículo de lujo con la que hoy se la conoce.

Uno de los descubrimientos claves para llegar a esto fue el hallazgo árabe del alcohol, en el siglo VIII. Aceites y resinas olorosas diluidas en el alcohol revelaron con toda plenitud sus cualidades aromáticas, dando así origen a perfumes mucho más finos.

Los griegos, que consideraban el perfume corno un don de Venus, usaban un aroma diferente para cada parte del cuerpo: menta para los brazos, mejorana para los cabellos, aceite de palma para el pecho, tomillo para las rodillas y aceite de orégano para las piernas y los pies, entre otros.

El primer perfume elaborado con fines comerciales data del siglo XIV, y se conoció en aquel entonces como Agua de Reina o Agua admirable, nombres que le dio su creador, el químico y comerciante italiano Juan María Farina, quien en 1709 se estableció en Colonia, una ciudad del imperio Prusiano. Años después de su famosa invención, se supo que Farina obtuvo la fórmula de un monje que había vivido muchos años en Oriente.

Precisamente, de todas las fragancias existentes en la actualidad, la más antigua es el "Agua de Colonia 4711", creada en 1796 y considerada a su vez el primer perfume unisex del mundo. Entre los famosos de la historia que lo usaron figura Napoleón y su amada Josefina de Beauharnais.

Los perfumes con aromas de flores tienen ingredientes básicos como el jazmín y la rosa, aunque se produce también con gardenias, violetas, narcisos y lilas. Los hay elaborados con fragancias críticas como el limón y la naranja, tanto de sus flores como de sus propios frutos.

Los aromas orientales son los más sensuales y están compuestos por el patchouli y el almizcle. Tienen un perfecto equilibrio entre las flores y las especias, e imparten un aire místico.
Hay quienes afirman que saber perfumarse es todo un arte y aconsejan echarlo en aquellas zonas del cuerpo donde los latidos son más intensos, como por ejemplo, las muñecas, los tobillos, las sienes, los lóbulos de las orejas y el busto, ya que el calor del cuerpo activa su fragancia y la hace más duradera.


Publicado por Aguas Azules