PACIENCIA
En el útero de la madre el óvulo femenino simplemente espera. No va a ninguna parte. El esperma masculino viaja y lo hace a gran velocidad. El esperma tiene que recorrer una distancia realmente tremenda hasta llegar al óvulo de la mujer; comienza la gran competición. Los hombres son competitivos desde el propio comienzo, incluso antes de nacer. Mientras hace el amor con una mujer, el hombre libera millones de espermatozoides y todos se precipitan hacia el óvulo. Es necesaria una gran velocidad porque solo uno podrá alcanzar el óvulo, no todos. Solo uno será el ganador del premio Nobel. ¡Las auténticas olimpiadas empiezan allí! Y es un asunto de vida o muerte –millones de espermatozoides luchando, precipitándose-, uno lo conseguirá. En ocasiones sucede que dos legan al mismo tiempo, entonces nacen gemelos. Porque cuando un espermatozoide se introduce, la puerta se cierra. A veces dos o tres espermatozoides llegan exactamente al mismo tiempo; la puerta estaba abierta, así pues los tres entran. Entonces nacen tres, dos, cuaro o incluso seis niños. Pero esto rara vez sucede. Generalmente uno llega una fracción de segundo antes que los demás. La puerta está abierta; una vez que un huésped ha entrado, se cierra. Pero el óvulo femenino simplemente espera allí…, con gran confianza.
Por eso las mujeres no pueden ser competitivas: no pueden luchar, no pueden combatir. Y si en algún lugar encuentras una mujer que combate y pelea, que es competitiva, entonces es que carece de algo de su condición de mujer. Puede que físicamente sea una mujer, pero psicológicamente es un hombre.
Por lo tanto, recuerda, la pasividad no es pereza. La pasividad tiene su propio tipo de actividad. No es tensa, es relajada.
Dos tortugas iban muy sedientas arrastrándose por el desierto. Al cabo de un tiempo descubrieron una botella grande de Coca-Cola (debían de ser norteamericanas). Saltaron de alegría, pero enseguida se dieron cuenta de que no tenían un abridor. Lo intentaron con todas sus fuerzas, pero no había manera de abrir la botella, así que decidieron que una volvería al pueblo y la otra vigilaría la botella. Pasó mucho tiempo –cinco horas, diez horas, un día, dos días, cinco días, siete días. Entonces la tortuga que vigilaba volvió a intentar abrir la botella. Inmediatamente la otra tortuga salió corriendo de entre las dunas cercanas gritando: “Si empiezas así, nunca me iré”.
Las mujeres pueden esperar, y pueden hacerlo infinitamente, su paciencia es infinita. Tiene que ser así, porque tienen que portar al bebé durante nueve meses. Cada día se hace más, más y más pesado, más y más difícil. Tienes que ser paciente y esperar, no se puede hacer nada al respecto. Tienes que amar incluso a tu carga, esperar y soñar que el niño nacerá. Y fíjate en una madre, una mujer que pronto vaya a ser madre: se vuelve más hermosa porque cuando espera florece. Alcanza un tipo de gracia distinto, cuando va a ser madre está rodeada por un aura, porque ahora está en su punto álgido –la función básica que la naturaleza ha inventado para ser realizada por su cuerpo. Ahora está floreciendo, pronto retoñará.
Sigue la lectura:
REVERENCIA HACIA LA VIDA en:
http://www.facebook.com/topic.php?topic=15872&uid=11698863958
Del libro:
CONSCIENCIA FEMENINA, EXPERIENCIA FEMENINA (By Osho)
miércoles, 2 de febrero de 2011
martes, 1 de febrero de 2011
Hablar a los discípulos es algo distinto
Hablar a los discípulos es algo distinto. Hablar a los discípulos significa que el otro es receptivo —no solo receptivo, sino inmensamente bien recibido. Eres bienvenido, la otra parte quiere que entres, quiere ser el anfitrión de todo lo que digas. Las puertas están abiertas, las ventanas están abiertas para que te conviertas en brisa, en la luz del sol y entres en sus seres. No tienen miedo, no están a la defensiva, no cuestionan; están listos para acompañarte de todo corazón a cualquier dimensión desconocida.
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho- El Significado Oculto de los Evangelios
Cap. La Flauta En Labios De Dios
Pág.,27
Hablar a los discípulos no es un tipo de discusión o de debate —es un diálogo. Es mucho más un diálogo como aquel entre dos amantes. El discípulo ama al Maestro, el Maestro ama al discípulo. Un profundo amor fluye entre ellos. El amor es el puente, y así se pueden explicar grandes verdades, transmitir, casi materializar.
Osho- El Significado Oculto de los Evangelios
Cap. La Flauta En Labios De Dios
Pág.,27
La vida es libre
La vida es libre. La vida es libertad. Dios es la libertad absoluta. No puedes tener actitudes prefijadas, ideas fijas. Si las tienes, tendrás problemas y creerás que es Dios el que te crea los problemas. No. Simplemente tira tus escrituras al río, fluye con el río y todo resultará hermoso. Olvídate de las respuestas si quieres descubrir tu pregunta. Estás rodeado de tantas respuestas que es casi imposible encontrar la pregunta correcta en medio de esta confusión y de este barullo. Y la pregunta correcta es la clave.
No te estoy dando ninguna respuesta. Si has venido a mí a por una respuesta, has acudido a la persona equivocada. No te daré ningún mapa de la consciencia, no; no te proporcionaré ninguna idea sobre Dios. Simplemente te haré surgir una sed, una intensa sed. Haré que tu sed por conocer tu auténtica pregunta, sea máxima. Entonces todo se hará cargo de sí mismo.
Osho-El Verdadero Sabio
No te estoy dando ninguna respuesta. Si has venido a mí a por una respuesta, has acudido a la persona equivocada. No te daré ningún mapa de la consciencia, no; no te proporcionaré ninguna idea sobre Dios. Simplemente te haré surgir una sed, una intensa sed. Haré que tu sed por conocer tu auténtica pregunta, sea máxima. Entonces todo se hará cargo de sí mismo.
Osho-El Verdadero Sabio
Tus creencias son barcos de papel
Tu condicionamiento te ha dado la idea de una sola vida. La idea cristiana, la idea judaica, la idea musulmana – todas ellas arraigadas en el concepto judío de que hay una sola vida- han dado a Occidente una tremenda locura por la prisa. Todo tiene que hacerse con una prisa tal, que no eres capaz de disfrutar con ello y no puedes hacer nada con entera perfección. Más o menos consigues hacer algo y corres hacia otra cosa.
El hombre occidental ha estado viviendo bajo un concepto erróneo. Esto ha creado tanta tensión en la mente de la gente, que nunca pueden estar en paz en ningún sitio; están siempre yendo de un lado a otro y siempre preocupados porque uno no sabe cuándo va a venir el final. Antes del final, uno quiere hacerlo todo. Pero el resultado es justo lo contrario; no se puede ni siquiera llegar a hacer las cosas con gracia, de forma bella, perfecta.
Sus vidas están tan ensombrecidas por la muerte que no pueden vivir alegremente. Todo lo que trae alegría parece ser una pérdida de tiempo. Simplemente no pueden sentarse una hora en silencio, porque la mente dice, «¿Por qué estás perdiendo el tiempo? Podrías haber hecho esto, podrías haber hecho lo otro».
En Oriente, la meditación estaba destinada a ser descubierta. Justamente debido a la idea de la vida eterna, puedes relajarte. Puedes relajarte sin ningún miedo, puedes disfrutar, tocar tu flauta; puedes bailar y cantar tu canción; puedes disfrutar de la salida y de la puesta del sol. Puedes disfrutar toda tu vida. No sólo eso, puedes disfrutar incluso muriendo, porque la muerte también es una experiencia grande, quizás la experiencia más grande en la vida. Es un «crescendo».
En el concepto occidental, la muerte es el final de la vida. En el concepto oriental, la muerte es sólo un hermoso incidente en la larga procesión de la vida; habrá muchas, muchas muertes. Cada muerte es la culminación de tu vida antes de que otra vida empiece, bajo otra forma, otra etiqueta, otra consciencia. Tú no estás desa-pareciemdo; simplemente estás cambiando de casa.
Me estoy acordando de Mulla Nasrudin. Un ladrón entró en su casa. Mulla estaba durmiendo, no de verdad, sólo con los ojos cerrados, medio abriéndolos y viendo lo que el ladrón estaba haciendo. Pero él no creía que se debiera interferir en el trabajo de la gente. El ladrón no estaba interfiriendo en su sueño, ¿por qué tenía él que interferir en su profesión? ¡Que hiciera lo que tuviera que hacer!
El ladrón estaba un poco inquieto porque ese hombre parecía raro. Mientras vaciaba la casa, a veces algo se le caía de las manos con estrépito, pero Mulla permanecía completamente dormido. Una sospecha apareció en la mente del ladrón: que esta clase de sueño sólo es posible si el hombre está despierto. «¡Qué hombre tan extraño! No dice nada ¡Estoy vaciándole la casa entera!»
Todos los muebles estaban afuera, todas las almohadas estaban afuera, todo lo que había en la casa estaba fuera.
Y cuando el ladrón estaba recogiendo todo, atándolo para llevárselo a casa de repente sintió: «Alguien me está siguiendo». Miró hacia atrás; era el mismo hombre que estaba dormido. El dijo, «¿Por qué me estás siguiendo?
Mulla respondió, «No, yo no te sigo; estamos cambiando de casa. Lo has cogido todo. ¿Qué voy a hacer en esta casa? O sea que yo también voy contigo».
Este «irse por lo fácil» es el camino oriental; incluso con la muerte, Oriente se ha apegado a la idea… solamente un cambio de casa.
El ladrón estaba preocupado, dijo: «Perdóname, toma tus cosas».
Mulla dijo: «No, no es necesario. También yo pensaba en cambiarme de casa, ésta está casi en ruinas. No se puede tener peor casa que ésta. Y, de todos modos, soy un hombre muy perezoso. Necesito que alguien me cuide y tú te lo has llevado todo. ¿Por qué me dejas aquí?».
El ladrón se asustó… había estado robando toda su vida, nunca se había cruzado con un hombre así. Dijo: «Puedes coger tus cosas».
Mulla contestó: «No, no cambiaremos nada. Tendrás que llevarte las cosas; en caso contrario, iré a la policía. Me estoy portando como un caballero, no te estoy llamando ladrón, solamente eres un hombre que me está ayudando a cambiar de casa».
No hay prisa, por tanto tu idea de una vida corta es una idea peligrosa. Por eso aunque Oriente sea muy pobre, no existe la deses-peración, no hay angustia. Occidente es rico, pero la riqueza no ha aportado nada a su espiritualidad ni a su crecimiento; todo lo contrario, Occidente se encuentra muy tenso. Tendría que estar más relajado; posee todas las comodidades de la vida.
Pero el problema fundamental es que, en lo más profundo, Occidente sabe que la vida es muy corta; estamos haciendo cola y a cada momento nos acercamos más a la muerte. Desde que nacemos, empezamos el viaje hacia la tumba. En cada momento la vida se acorta, se vuelve más y más corta. Esto crea una tensión, una angustia, una ansiedad. Todas las comodidades, todos los lujos, todas las riquezas, pierden el sentido, porque no puedes llevártelas al más allá contigo. Tendrás que ir hacia la muerte solo.
Oriente está relajado. Primero: no da ninguna importancia a la muerte; es solamente un cambio de forma. Segundo: por estar tan relajado te vuelves consciente de tus riquezas interiores, que se irán contigo incluso más allá de la vida. La muerte no puede llevárselas.
La muerte puede coger todo lo que está fuera de ti y si no has hecho crecer tu ser interior, naturalmente existirá el miedo a no poder salvar nada de la muerte, a que se lleve todo lo que tengas. Pero si has hecho crecer tu ser interior, si has encontrado paz, éxtasis, silencio, alegría -que no dependen de nada exterior- si has encontrado el jardín de tu ser y has visto las flores en tu propia consciencia, la cuestión del miedo a la muerte no aparece.
Otra vez te digo, recuerda sólo una cosa: tú eres un ser inmortal. Ahora mismo ésa no es tu experiencia, puedes aceptarlo como una hipótesis. No como una creencia, sino como una hipótesis con la cual puedes experimentar.
No quiero que nadie acepte nada de mí como una creencia, sino sólo como una hipótesis. Porque yo conozco la verdad de ello, no necesito forzar ninguna creencia, ni fe en ti. Conociendo la verdad puedo decirte, «Es simplemente un experimento, una hipótesis temporal», porque sé con certeza que si experimentas, tus hipótesis se convertirán en tu propio saber, no en una creencia, ni en fe, sino en certeza. Y sólo la certeza puede salvarte. Las creencias son barcos hechos de papel.
Uno no debería pensar que puede cruzar el océano de la Existencia en un barco hecho de papel.
Necesitas una certeza… no una creencia, pero una verdad que sea experimentada por ti mismo. No una verdad de otro, sino la tuya propia. Entonces es una delicia el ir hacia lo desconocido, hacia el inexplorado océano; es una tremenda excitación y éxtasis.
El hombre occidental ha estado viviendo bajo un concepto erróneo. Esto ha creado tanta tensión en la mente de la gente, que nunca pueden estar en paz en ningún sitio; están siempre yendo de un lado a otro y siempre preocupados porque uno no sabe cuándo va a venir el final. Antes del final, uno quiere hacerlo todo. Pero el resultado es justo lo contrario; no se puede ni siquiera llegar a hacer las cosas con gracia, de forma bella, perfecta.
Sus vidas están tan ensombrecidas por la muerte que no pueden vivir alegremente. Todo lo que trae alegría parece ser una pérdida de tiempo. Simplemente no pueden sentarse una hora en silencio, porque la mente dice, «¿Por qué estás perdiendo el tiempo? Podrías haber hecho esto, podrías haber hecho lo otro».
En Oriente, la meditación estaba destinada a ser descubierta. Justamente debido a la idea de la vida eterna, puedes relajarte. Puedes relajarte sin ningún miedo, puedes disfrutar, tocar tu flauta; puedes bailar y cantar tu canción; puedes disfrutar de la salida y de la puesta del sol. Puedes disfrutar toda tu vida. No sólo eso, puedes disfrutar incluso muriendo, porque la muerte también es una experiencia grande, quizás la experiencia más grande en la vida. Es un «crescendo».
En el concepto occidental, la muerte es el final de la vida. En el concepto oriental, la muerte es sólo un hermoso incidente en la larga procesión de la vida; habrá muchas, muchas muertes. Cada muerte es la culminación de tu vida antes de que otra vida empiece, bajo otra forma, otra etiqueta, otra consciencia. Tú no estás desa-pareciemdo; simplemente estás cambiando de casa.
Me estoy acordando de Mulla Nasrudin. Un ladrón entró en su casa. Mulla estaba durmiendo, no de verdad, sólo con los ojos cerrados, medio abriéndolos y viendo lo que el ladrón estaba haciendo. Pero él no creía que se debiera interferir en el trabajo de la gente. El ladrón no estaba interfiriendo en su sueño, ¿por qué tenía él que interferir en su profesión? ¡Que hiciera lo que tuviera que hacer!
El ladrón estaba un poco inquieto porque ese hombre parecía raro. Mientras vaciaba la casa, a veces algo se le caía de las manos con estrépito, pero Mulla permanecía completamente dormido. Una sospecha apareció en la mente del ladrón: que esta clase de sueño sólo es posible si el hombre está despierto. «¡Qué hombre tan extraño! No dice nada ¡Estoy vaciándole la casa entera!»
Todos los muebles estaban afuera, todas las almohadas estaban afuera, todo lo que había en la casa estaba fuera.
Y cuando el ladrón estaba recogiendo todo, atándolo para llevárselo a casa de repente sintió: «Alguien me está siguiendo». Miró hacia atrás; era el mismo hombre que estaba dormido. El dijo, «¿Por qué me estás siguiendo?
Mulla respondió, «No, yo no te sigo; estamos cambiando de casa. Lo has cogido todo. ¿Qué voy a hacer en esta casa? O sea que yo también voy contigo».
Este «irse por lo fácil» es el camino oriental; incluso con la muerte, Oriente se ha apegado a la idea… solamente un cambio de casa.
El ladrón estaba preocupado, dijo: «Perdóname, toma tus cosas».
Mulla dijo: «No, no es necesario. También yo pensaba en cambiarme de casa, ésta está casi en ruinas. No se puede tener peor casa que ésta. Y, de todos modos, soy un hombre muy perezoso. Necesito que alguien me cuide y tú te lo has llevado todo. ¿Por qué me dejas aquí?».
El ladrón se asustó… había estado robando toda su vida, nunca se había cruzado con un hombre así. Dijo: «Puedes coger tus cosas».
Mulla contestó: «No, no cambiaremos nada. Tendrás que llevarte las cosas; en caso contrario, iré a la policía. Me estoy portando como un caballero, no te estoy llamando ladrón, solamente eres un hombre que me está ayudando a cambiar de casa».
No hay prisa, por tanto tu idea de una vida corta es una idea peligrosa. Por eso aunque Oriente sea muy pobre, no existe la deses-peración, no hay angustia. Occidente es rico, pero la riqueza no ha aportado nada a su espiritualidad ni a su crecimiento; todo lo contrario, Occidente se encuentra muy tenso. Tendría que estar más relajado; posee todas las comodidades de la vida.
Pero el problema fundamental es que, en lo más profundo, Occidente sabe que la vida es muy corta; estamos haciendo cola y a cada momento nos acercamos más a la muerte. Desde que nacemos, empezamos el viaje hacia la tumba. En cada momento la vida se acorta, se vuelve más y más corta. Esto crea una tensión, una angustia, una ansiedad. Todas las comodidades, todos los lujos, todas las riquezas, pierden el sentido, porque no puedes llevártelas al más allá contigo. Tendrás que ir hacia la muerte solo.
Oriente está relajado. Primero: no da ninguna importancia a la muerte; es solamente un cambio de forma. Segundo: por estar tan relajado te vuelves consciente de tus riquezas interiores, que se irán contigo incluso más allá de la vida. La muerte no puede llevárselas.
La muerte puede coger todo lo que está fuera de ti y si no has hecho crecer tu ser interior, naturalmente existirá el miedo a no poder salvar nada de la muerte, a que se lleve todo lo que tengas. Pero si has hecho crecer tu ser interior, si has encontrado paz, éxtasis, silencio, alegría -que no dependen de nada exterior- si has encontrado el jardín de tu ser y has visto las flores en tu propia consciencia, la cuestión del miedo a la muerte no aparece.
Otra vez te digo, recuerda sólo una cosa: tú eres un ser inmortal. Ahora mismo ésa no es tu experiencia, puedes aceptarlo como una hipótesis. No como una creencia, sino como una hipótesis con la cual puedes experimentar.
No quiero que nadie acepte nada de mí como una creencia, sino sólo como una hipótesis. Porque yo conozco la verdad de ello, no necesito forzar ninguna creencia, ni fe en ti. Conociendo la verdad puedo decirte, «Es simplemente un experimento, una hipótesis temporal», porque sé con certeza que si experimentas, tus hipótesis se convertirán en tu propio saber, no en una creencia, ni en fe, sino en certeza. Y sólo la certeza puede salvarte. Las creencias son barcos hechos de papel.
Uno no debería pensar que puede cruzar el océano de la Existencia en un barco hecho de papel.
Necesitas una certeza… no una creencia, pero una verdad que sea experimentada por ti mismo. No una verdad de otro, sino la tuya propia. Entonces es una delicia el ir hacia lo desconocido, hacia el inexplorado océano; es una tremenda excitación y éxtasis.
Comprender la futilidad del desear, es Iluminarse
Tan sólo la mente humana se encuentra en un caos, porque todo el mundo suspira por ser alguien distinto. Has estado haciendo esto durante mil y una vidas. Y si ahora mismo no te Despiertas, ¿cuándo crees que vas a Despertar? Estás ya maduro para Despertar. Empieza desde ahora mismo a vivir y a disfrutar y a gozar. ¡Abandona el desear! Seas lo que seas, disfrútalo, complácete en tu ser.
Y entonces, de repente, el tiempo desaparecerá porque el tiempo solamente existe con el desear. El futuro existe porque tú deseas. Entonces serás como los pájaros; escúchalos. Entonces serás como los árboles; observa su frescura, su verdor, sus flores.
Por favor, quédate donde estás. No voy a crear un nuevo deseo en ti; estoy aquí sólo para que te des cuenta del absurdo que supone el desear. Desear es samsar.
Comprender la futilidad del desear, es Iluminarse. El que ha descubierto que es ya aquello que quería ser, es un Buda.
Y todos vosotros sois Budas, por muy dormidos que estéis y muchos ronquidos que deis. Eso no cambia nada.
Déjame ser tu alarma. Abre tus ojos. Ya has dormido demasiado. Es hora de Despertar. La mañana está llamando a tu puerta.
Osho-El Verdadero Sabio
Y entonces, de repente, el tiempo desaparecerá porque el tiempo solamente existe con el desear. El futuro existe porque tú deseas. Entonces serás como los pájaros; escúchalos. Entonces serás como los árboles; observa su frescura, su verdor, sus flores.
Por favor, quédate donde estás. No voy a crear un nuevo deseo en ti; estoy aquí sólo para que te des cuenta del absurdo que supone el desear. Desear es samsar.
Comprender la futilidad del desear, es Iluminarse. El que ha descubierto que es ya aquello que quería ser, es un Buda.
Y todos vosotros sois Budas, por muy dormidos que estéis y muchos ronquidos que deis. Eso no cambia nada.
Déjame ser tu alarma. Abre tus ojos. Ya has dormido demasiado. Es hora de Despertar. La mañana está llamando a tu puerta.
Osho-El Verdadero Sabio
LA IMPOTENCIA DEL AMOR
Mi hermana está muriendo. Ella siempre ha estado a mi lado cuando necesitaba algo; ahora que ella me necesita me siento completamente impotente.
Siempre que amas a alguien te sientes totalmente impotente. Ésa es la agonía del amor: uno no puede percibir lo que puede hacer. Tú deseas hacerlo todo, deseas dar el universo entero a tu amante o a tu amado, pero ¿qué puedes hacer? Si piensas que puedes hacer esto o aquello todavía no estás en una relación de amor. El amor es muy impotente, absolutamente impotente, y en esa impotencia está la belleza porque en esa impotencia te rindes.
Ama a alguien y te sentirás impotente; odia a alguien y puedes hacer algo. Ama a alguien y eres absolutamente impotente porque ¿qué puedes hacer? Cualquier cosa que puedas hacer parece insignificante y sin sentido; nunca es suficiente. Nada puede hacerse, y cuando uno siente que nada puede hacerse, uno siente que es impotente. Cuando uno desea hacerlo todo y siente que nada puede hacerse, la mente se para. En esta impotencia la entrega sucede. Estás vacío. Es por eso que el amor se convierte en una meditación profunda.
The Book of Secrets, charla #13
Siempre que amas a alguien te sientes totalmente impotente. Ésa es la agonía del amor: uno no puede percibir lo que puede hacer. Tú deseas hacerlo todo, deseas dar el universo entero a tu amante o a tu amado, pero ¿qué puedes hacer? Si piensas que puedes hacer esto o aquello todavía no estás en una relación de amor. El amor es muy impotente, absolutamente impotente, y en esa impotencia está la belleza porque en esa impotencia te rindes.
Ama a alguien y te sentirás impotente; odia a alguien y puedes hacer algo. Ama a alguien y eres absolutamente impotente porque ¿qué puedes hacer? Cualquier cosa que puedas hacer parece insignificante y sin sentido; nunca es suficiente. Nada puede hacerse, y cuando uno siente que nada puede hacerse, uno siente que es impotente. Cuando uno desea hacerlo todo y siente que nada puede hacerse, la mente se para. En esta impotencia la entrega sucede. Estás vacío. Es por eso que el amor se convierte en una meditación profunda.
The Book of Secrets, charla #13
NI MASCULINO - NI FEMENINO PARTE
La consciencia no es ni masculina ni femenina, porque no le pertenece al cuerpo; está suspendida por encima del cuerpo.
La gente viene a mí y me pregunta: “¿Dónde está localizada la consciencia?”. No puede localizarse, porque no forma parte del cuerpo. Está suspendida en algún lugar por encima de ti. No se encuentra exactamente en el cuerpo, no puede ser ubicada. Y una vez que lo percibas, tú también estás suspendido sobre tu cuerpo. Tú no estás en el cuerpo –este es el significado de la palabra inglesa “éxtasis”. Éxtasis quiere decir estar fuera de uno mismo, ecstasy –estar fuera.
Cuando eres consciente, te vuelves extático. Estás fuera de ti mismo. Te transformas en un observador en las alturas.
No existe una consciencia correcta porque no hay ninguna posibilidad de una consciencia equivocada.
La consciencia es correcta. Por tanto, no preguntes qué es una consciencia correcta, simplemente pregunta qué es la consciencia. La consciencia es simple, muy inocente. Todo el mundo la tiene, por tanto, no es una cuestión de conquista. Ya la posees.
Cuando ves la puesta de sol, ¿no te das cuenta? Cuando ves una rosa, ¿no te das cuenta? Aprecias la bonita puesta de sol, percibes su belleza de la rosa; todo lo que necesitas es poner tu atención en tu consciencia también. Esto es lo único que tienes que añadir, el único refinamiento.
Eres consciente de los objetos. Tienes que ser consciente de tu subjetividad.
Todo el arte consiste en cómo funcionar desde la parte femenina de la mente, porque lo femenino está unido al Todo y lo masculino no está unido con el Todo.
Lo masculino es agresivo, lo masculino está constantemente en lucha –lo femenino está continuamente en rendición, en profunda confianza.
Por eso el cuerpo femenino es tan bello, tan redondo. Tiene una inmensa confianza y una gran armonía con la naturaleza. La mujer vive en profunda rendición –el hombre está siempre peleando, enojado, haciendo esto y aquello, tratando de demostrar algo, intentando llegar a ninguna parte. La mujer es feliz, no intenta llegar a ninguna parte. Pregunta a las mujeres si les gustaría ir a la Luna. Simplemente se quedarán asombradas. ¿Para qué? ¿Con qué motivo? ¿Por qué tomarse semejante molestia?
El hogar es perfectamente válido. La mujer no está interesada en saber qué está pasando en Vietnam, en Corea o en Israel. A lo sumo, le interesa saber qué pasa en el vecindario, o como mucho, en quién se ha enamorado de quién, quién se ha escapado con quién… en los cotilleos, no en la política. Está más interesada en lo inmediato, aquí y ahora, y esto le da una armonía, una gracia.
El hombre está tratando continuamente de demostrar algo, y si quieres demostrar, desde luego que tienes que luchar, competir y acumular.
La experiencia de la infancia es lo que obsesiona a las personas inteligentes durante toda su vida. Quieren volver a tenerla –la misma inocencia, la misma curiosidad, la misma belleza. Ahora es un eco lejano; parece como si lo hubieras visto en un sueño.
Pero toda la religión nace de la infancia, de su obsesionante experiencia de fascinación, de verdad, de belleza, de la vida danzando maravillosamente alrededor. Con el canto de los pájaros, los colores del arco iris, la fragancia de las flores, el niño en lo profundo de su ser sigue recordando que ha perdido el paraíso.
Actuando con consciencia, dondequiera que te encuentres, está el paraíso. Una vez lo hayas aprendido, no preguntarás: “¿Qué es la virtud?”. Preguntarás: “¿Qué es poner atención?”. ¿Qué es la consciencia?”. Cuestionarás: “¿Qué es meditación?” –porque eso hará que estés consciente y alerta.
Lo que trae infelicidad es pecado.
Lo que aporta alegría es virtud.
La consciencia nunca se pierde.
Sencillamente se enreda con el otro, con los objetos.
Así pues, lo primero que hay que recordar es que nunca se pierde, es tu naturaleza, pero puedes enfocarla en cualquier cosa que desees. Cuando te canses de dirigirla hacia el dinero, el poder, el prestigio, y legue a tu vida ese gran momento en el que quieres cerrar los ojos y conducir tu consciencia hacia su propio origen, hacia el punto de donde procede, hacia su raíz –en medio segundo tu vida se transforma.
Y no preguntes cuáles son los pasos a seguir; solamente hay uno. El proceso es muy simple. Solamente hay que dar un paso que consiste en volver hacia dentro.
La gente viene a mí y me pregunta: “¿Dónde está localizada la consciencia?”. No puede localizarse, porque no forma parte del cuerpo. Está suspendida en algún lugar por encima de ti. No se encuentra exactamente en el cuerpo, no puede ser ubicada. Y una vez que lo percibas, tú también estás suspendido sobre tu cuerpo. Tú no estás en el cuerpo –este es el significado de la palabra inglesa “éxtasis”. Éxtasis quiere decir estar fuera de uno mismo, ecstasy –estar fuera.
Cuando eres consciente, te vuelves extático. Estás fuera de ti mismo. Te transformas en un observador en las alturas.
No existe una consciencia correcta porque no hay ninguna posibilidad de una consciencia equivocada.
La consciencia es correcta. Por tanto, no preguntes qué es una consciencia correcta, simplemente pregunta qué es la consciencia. La consciencia es simple, muy inocente. Todo el mundo la tiene, por tanto, no es una cuestión de conquista. Ya la posees.
Cuando ves la puesta de sol, ¿no te das cuenta? Cuando ves una rosa, ¿no te das cuenta? Aprecias la bonita puesta de sol, percibes su belleza de la rosa; todo lo que necesitas es poner tu atención en tu consciencia también. Esto es lo único que tienes que añadir, el único refinamiento.
Eres consciente de los objetos. Tienes que ser consciente de tu subjetividad.
Todo el arte consiste en cómo funcionar desde la parte femenina de la mente, porque lo femenino está unido al Todo y lo masculino no está unido con el Todo.
Lo masculino es agresivo, lo masculino está constantemente en lucha –lo femenino está continuamente en rendición, en profunda confianza.
Por eso el cuerpo femenino es tan bello, tan redondo. Tiene una inmensa confianza y una gran armonía con la naturaleza. La mujer vive en profunda rendición –el hombre está siempre peleando, enojado, haciendo esto y aquello, tratando de demostrar algo, intentando llegar a ninguna parte. La mujer es feliz, no intenta llegar a ninguna parte. Pregunta a las mujeres si les gustaría ir a la Luna. Simplemente se quedarán asombradas. ¿Para qué? ¿Con qué motivo? ¿Por qué tomarse semejante molestia?
El hogar es perfectamente válido. La mujer no está interesada en saber qué está pasando en Vietnam, en Corea o en Israel. A lo sumo, le interesa saber qué pasa en el vecindario, o como mucho, en quién se ha enamorado de quién, quién se ha escapado con quién… en los cotilleos, no en la política. Está más interesada en lo inmediato, aquí y ahora, y esto le da una armonía, una gracia.
El hombre está tratando continuamente de demostrar algo, y si quieres demostrar, desde luego que tienes que luchar, competir y acumular.
La experiencia de la infancia es lo que obsesiona a las personas inteligentes durante toda su vida. Quieren volver a tenerla –la misma inocencia, la misma curiosidad, la misma belleza. Ahora es un eco lejano; parece como si lo hubieras visto en un sueño.
Pero toda la religión nace de la infancia, de su obsesionante experiencia de fascinación, de verdad, de belleza, de la vida danzando maravillosamente alrededor. Con el canto de los pájaros, los colores del arco iris, la fragancia de las flores, el niño en lo profundo de su ser sigue recordando que ha perdido el paraíso.
Actuando con consciencia, dondequiera que te encuentres, está el paraíso. Una vez lo hayas aprendido, no preguntarás: “¿Qué es la virtud?”. Preguntarás: “¿Qué es poner atención?”. ¿Qué es la consciencia?”. Cuestionarás: “¿Qué es meditación?” –porque eso hará que estés consciente y alerta.
Lo que trae infelicidad es pecado.
Lo que aporta alegría es virtud.
La consciencia nunca se pierde.
Sencillamente se enreda con el otro, con los objetos.
Así pues, lo primero que hay que recordar es que nunca se pierde, es tu naturaleza, pero puedes enfocarla en cualquier cosa que desees. Cuando te canses de dirigirla hacia el dinero, el poder, el prestigio, y legue a tu vida ese gran momento en el que quieres cerrar los ojos y conducir tu consciencia hacia su propio origen, hacia el punto de donde procede, hacia su raíz –en medio segundo tu vida se transforma.
Y no preguntes cuáles son los pasos a seguir; solamente hay uno. El proceso es muy simple. Solamente hay que dar un paso que consiste en volver hacia dentro.
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